La Masonería es una institución esencialmente Filosófica, Filantrópica y Progresista.

Son sus principios: La Libertad, la Igualdad y la Fraternidad;

Y su lema: Ciencia, Justicia y Trabajo.

Se propone la investigación de la Verdad, la Perfección del individuo y el Progreso de la Humanidad.

Considera que la moral es tanto un arte racional, como un fenómeno evolutivo propio de la vida colectiva, que obedece a leyes naturales. Reconoce al Gran Arquitecto del Universo como símbolo de las supremas aspiraciones e inquietudes de los seres humanos, que anhelan capturar la esencia, el principio y la causa de todas las cosas. Para el esclarecimiento de la verdad no reconoce otro límite que el de la razón humana basada en la ciencia. Exige de sus adeptas la más amplia tolerancia y por ello respeta las opiniones políticas y las creencias religiosas de todos los seres humanos. Reconoce que todas las comuniones religiosas y políticas merecen igual respeto, rechaza toda pretensión de otorgar situaciones de privilegio a ninguna de ellas en particular.

La Francmasonería, institución esencialmente humanista, trabaja sin tregua por el logro de sus fines, buscando una más armónica estructuración de la vida sobre bases de amor y de justicia social.

Viene actuando, por ello, desde el fondo de los tiempos, como el tenso resorte que acelera la evolución teniendo en cada etapa de la historia una finalidad determinada de acuerdo con las necesidades y aspiraciones del ambiente.

Flecha de un anhelo proyectado al porvenir, sus esfuerzos del pasado han contribuido a los progresos de que goza en el presente. Aspira a que el esfuerzo organizado procure el perfeccionamiento ininterrumpido de las sociedades y sus instituciones.

Procura dignificar al ser humano por todos los medios lícitos a su alcance mediante su capacitación intelectual y asimismo para un desarrollo superior de la consciencia, de modo que discierna sobre sus derechos y libertades.

Condena la intolerancia, abomina el fanatismo y declara su repudio por los regímenes de fuerza y de violencia como contrarios a la razón y denigrantes para la especie.

Reconoce en la fraternidad la condición primordial del género humano; es sustancialmente pacifista y considera a la guerra como un crimen horrendo.

Estima que el trabajo es un deber esencial del ser humano, y como tal lo dignifica y lo honra, sin establecer distingos ni categorías; pero juzga que el descanso es un derecho y se esfuerza para que la vejez, la invalidez, la infancia y la maternidad gocen del amparo colectivo a que son acreedores.

El Gran Oriente Simbólico Femenino de la República Argentina es soberano e independiente de todo otro cuerpo; pero podrá celebrar pactos y convenios con otros cuerpos y potencias masónicas del mundo y reserva para sí el derecho exclusivo de legislar sobre el simbolismo en toda su jurisdicción dentro de los usos, costumbres y ceremonias trasmitidos desde la antigüedad.